miércoles, 24 de abril de 2013

Mi dolor y su alivio.

Y el atardecer me asalta de nuevo
y mis ojos derraman lagrimas negras, de nuevo.
Por favor no me despiertes si estoy distraído,
por favor no me veas a los ojos;
por favor, déjame solo.

Noches pasan,
nubes incontables pasan sobre mi cuerpo desmallado,

y te necesito, a ti.

Esta vez sé mi enfermedad,
esta vez sé mi cura;
por desgracia no deseo curarme.
Enfermo que no desea ser curado!,
adicto que no desea despertar!,
perro que sin razón atraviesa la carretera concurrida.

Y mis ojos húmedos miran al cielo,
y mi necesidad grita a todo pulmón, 
mi razón tapa sus oídos sin compasión.
Me da pena pero debo decirlo;
no encuentro en mi fuerza para despertar,
no encuentro en mi fuerza para avanzar.  Perdón.
Tal vez he llegado tarde,
tal vez soy testigo de mi cadáver,
tal vez estaba preparado para dejarme morir y no para verme arañando posibilidades de vida, tal vez.

Aun, aun hay algo verde en mis entrañas secas,
creo que es musgo, no estoy seguro, creo que es un brote...
Cada día traté de identificar tal esperanza en el espejo,
pero nunca algo hallé.
Tal vez sea esa poca de vida que mi madre plantó,
tal vez sean esos himnos mágicos que mi madre cantó,
tal vez sean esas plegarias que mi madre rezó.

Y tal cachorro herido reclama compasión,
y tal corazón roto reclama unión,
y tal dolor profundo reclama cura,
y tal camino polvoriento reclama recuerdo,
te necesito y reclamo tu calor, el tuyo amada sin nombre!
el tuyo amada sin rostro,
el tuyo amada sin aroma.

02:55 a.m. 24/04/2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias.