lunes, 4 de julio de 2016

mi amada deidad mortal

Desestimando el anfitrión
los recuerdos me desarman;
ascendiendo sin detenerse
mi desilusión me alcanza,
¡tragedia universal!
¡Derrumbe de cimientos!,
acorralado, cegado,
desesperado, afligido,
maltrato mis recuerdos de ti,
invento blasfemias para derrocarte,
de ese lugar tuyo bendito y mio maligno.

Recuerdos me ahondan,
escarban, desgarran,
mi piel antes apenas curada
ahora desangra,
ahora desangra ,
desangra lamentos y reclamos ahogados,
y mi piel cubierta de disimulos,
mi sangre enriquecida de inocente pasión.

Cuanta gracia experimenté
en tu aparente misericordia,
¡cuanta dulzura te adjudiqué!,
resentido por mi destierro,
hereje de tu misterioso cariño,
deliro entre ser creyente y tu incrédulo.
Ya no quiero ignorar caminos,
deseo, deseo... ¡ahogar este martirio!,
soportar la vigilia de mi mente desconcertada,
deshonrar mi razón,
deshonrar mi moral
a causa de mis quejas,
defender la inconsciencia
justificando
un alivio
temporal
de mí.

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